Entre estos factores precedentes nos encontramos con un déficit de personalidad, como baja autoestima, sentimientos de inferioridad, escasez de habilidades sociales, miedos y falta de responsabilidad, que denota inmadurez; asociadas a estas carencias están las circunstancias personales del paciente, que provocan la ineficaz estrategia de afrontamiento de los avatares de la vida.
El eje en el cual se basa gran parte de la rehabilitación es la reestructuración personal que conlleva el promover la actitud esencial de afrontamiento y el establecimiento de límites precisos.
La mayoría de las veces el jugador patológico usa el juego como vía de escape ante las diversas situaciones problemáticas, interiorizándolo como la forma más eficaz de afrontamiento: Este tipo de práctica se convierte en habitual, hasta llegar al punto en el que el enfermo no quiere, no puede y no sabe desarrollar otro tipo de conductas, evitando así la realidad circundante.
Uno de los síntomas característicos de esta patología es la impulsividad. El paciente muestra deseos de satisfacer sus necesidades aquí y ahora y con una desmesurada frustración tras no obtenerse las gratificaciones inmediatas.
Para que todo el entramado del juego se pueda sustentar, la ocultación y la mentira son esenciales, llegando a un momento en el que lo único real de la vida del enfermo son las mentiras. Constituyendo todo lo demás una nube de humo, ocultando su verdadero problema.
Las ganancias obtenidas en el azar son interpretadas como una falsa ilusión de control sobre el juego, denotando así una deficitaria actitud ante la toma de decisiones.
Dentro de nuestra sociedad está muy enraizada la cultura del juego, puesto que desde la infancia crecemos, aprendemos y nos relacionamos a partir de las conductas lúdicas, por ello la prevención es fundamental.
La dependencia del juego tiene unos costes que abarcan todo el área vital del individuo, desde el ámbito personal y familiar hasta lo laboral y social, deteriorando el ambiente y las relaciones.
DEFINICIÓN DE JUEGO PATÓLOGICO
- Definición del juego patológico.
El juego patológico se define como un trastorno del control de impulsos.
“Es una enfermedad mental, adictiva, en la que el sujeto es empujado por un abrumador e incontrolable impulso de jugar. El impulso persiste y progresa en intensidad y urgencia, consumiendo cada vez más tiempo, energía y recursos emocionales y materiales de que dispone el individuo. Finalmente, invade, socava y a menudo destruye todo lo que es significativo en la vida de la persona”.
2. Diagnóstico.
A pesar de ser una enfermedad muy antigua, hasta 1975 no se empezó a estudiarla como tal, siendo en 1979 cuando Morán la define como juego patológico. Su reconocimiento oficial no se produce hasta 1980, cuando la Asociación de Psiquiatría Americana en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, incluye el juego patológico como una de sus categorías dentro de los trastornos del control de impulsos no clasificados en otros apartados (APA, 1980). (DSM-IV).
La OMS coincide prácticamente en su totalidad en lo referido a esta categoría en la clasificación Internacional de las enfermedades mentales (CIE-10, OMS, 1992).
Según el DSM-IV, los trastornos del control de impulsos se caracterizan por un impulso irresistible a realizar actos dañinos y se definen por tres características esenciales: Fracaso en resistir el impulso, deseo o tentación de llevar a cabo algún acto que es dañino para el individuo o para los demás; sensación creciente de tensión o de activación antes de llevar a cabo el acto y experiencia de placer, gratificación o liberación en el momento de consumar el acto.
Los criterios para el abuso de sustancias y para el juego patológico son básicamente los mismos si se sustituye el juego por la sustancia adictiva, con un énfasis especial en la pérdida de control.
La diferencia entre una y otra adicción radica en subrayar los síntomas fisiológicos como la abstinencia y la tolerancia, que justifican la similitud de este cuadro con las características esenciales de la dependencia de sustancias psicoactivas.
El juego patológico, según lo anteriormente citado, podría clasificarse como una adicción no tóxica, pero la categoría de adicciones en el DSM-III-R se limita a las conductas de ingesta de alcohol y otras drogas (Echeburúa y Báez, 1991).
Según el DSM-IV el diagnóstico de ludopatía se establece cuando se cumplen al menos cuatro de las condiciones o características siguientes:
- 1. Frecuente y creciente preocupación por el juego o por obtener dinero para jugar, con tendencia a rememorar experiencias lúdicas del pasado y a planear nuevas actividades.
- 2. Jugar con frecuencia mayor cantidad de dinero o por un periodo de tiempo más largo en relación con lo previsto.
- 3. Necesidad de incrementar el volumen o la frecuencia de las apuestas para conseguir la excitación deseada.
- 4. Intranquilidad e irritabilidad en caso de no poder jugar o al intentar reducir o dejar el juego.
- 5. Pérdidas repetidas de dinero debidas al juego y reiteración en la conducta de juego con el propósito de recuperar las pérdidas.
- 6. Repetidos esfuerzos infructuosos por abandonar o reducir el juego.
- 7. Aumento de la conducta de juego ante dificultades psicológicas o sociales.
- 8. Sacrificio de obligaciones familiares, sociales u ocupacionales para poder jugar.
- 9. Persistencia en el juego (incapacidad de abstención) a pesar de la imposibilidad de pagar las deudas crecientes o a pasar de otros problemas significativos (sociales, ocupacionales, legales), que la persona sabe que son incrementados por el juego.