Robaba para financiar su dependencia del juego.
Ricardo López alias "El Patillas" asaltó 29 sucursales bancarias consiguiendo un botín total de 300.000 Euros que después gasto en las máquinas tragaperras.
«Échame aquí dentro todo el dinero que tengas en ventanilla. Y en billetes grandes». Hasta 29 veces repitió Ricardo López, alias «El Patillas», esta orden. Tantas como sucursales bancarias atracó durante nueve años. Su ludopatía le había arrojado al mundo de la delincuencia, siempre en solitario y portando un arma falsa. No estaba fichado y era el atracador de bancos más activo de la historia, sólo superado por «El Solitario», que cometió siete golpes más. El martes pasado, su dependencia al juego y la llamativa correa roja de su reloj le delataron. Atrás quedan cerca de 300.000 euros robados y gastados en máquinas recreativas. Ésta es su historia.
El 15 de octubre de 2002, «El Patillas», bautizado así por la Policía por su corte de pelo, se estrenó como asaltante de bancos. Robó dos en una misma mañana. Apenas tenía 26 años, pero ya era ludópata. Necesitaba dinero como fuese y de manera muy rápida. Así que no se lo pensó dos veces, se escondió tras una gorra y unas gafas de sol y, pistola en mano, se paró ante el mostrador de un Central Hispano de la época y sacó un buen pico. Luego, dejó pasar unos días y acudió a un salón recreativo a gastárselo en tragaperras. Tenía predilección por una especie de ruleta, cuyo premio máximo llega a los 12.000 euros y que alguna vez se debió de embolsar.
No estaba fichado
El Grupo XII de la Brigada de Policía Judicial de Madrid (especializado en atracos a bancos) llevaba tiempo detrás de este individuo. Pero se encontraba con numerosos obstáculos para conseguir identificarle. Por un lado, porque no estaba fichado. Además, pese a que no utilizaba guantes, siempre se las apañaba para no dejar huellas. Y apenas armaba escándalo: en algunos casos ni siquiera los compañeros del cajero del banco se percataban de que acababan de sufrir un atraco. En estos años, la Policía ha investigado a numerosos candidatos de ser «El Patillas». Hasta que el viernes a este delincuente se le acabó el efectivo. En tres días se había gastado 6.000 euros en una máquina de un salón recreativo de Ciudad Lineal. Como llegaba el fin de semana y el lunes era festivo, le pidió al encargado del local que le reservara la máquina hasta el martes, para seguir jugando.
El martes se presentó en una sucursal del Santander (entidad por la que tenía predilección) de la avenida de Badajoz. Actuó con el mismo sigilo que siempre y se llevó 6.200 euros. Cogió el coche, se cambió en él de ropa y se dirigió derecho al mencionado salón recreativo. Tal era el mono de juego que tenía. La Policía desplegó un dispositivo de búsqueda y tuvo en cuenta un elemento llamativo: el curioso color rojo de la correa del reloj del sospechoso.
En poco más de una hora localizaron al «Patillas» jugando a la ruleta. Como se había cambiado de vestimenta, no tenían todas consigo de que fuera él, pero llevaba el reloj rojo. Cuando salió a fumarse un pitillo vieron que se lo había quitado. Algo debía de sospechar y se lo había guardado para no llamar la atención. Pero ya era demasiado tarde.