Las nuevas tecnologías aceleran la posibilidad de caer en la ludopatía, aseguran los participantes en el encuentro nacional
Hay un móvil que echa humo –y del que salen una ruleta, unos dados, un bombo de la lotería– con el que se presenta el congreso nacional de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar) que este fin de semana reúne a más de trescientas personas en la Feria de Valladolid.
–¿Y por qué un móvil?
–Porque ya no se necesita nada más para apostar. Se puede jugar en cualquier momento, a cualquier hora del día, sin necesidad de salir de casa, sin apenas control ni regulación.
Como si llevaras la tragaperras metida en el bolsillo.
«Son nuevos modelos de juego, pero la misma forma de perder», explica Máximo Gutiérrez, presidente de Fejar, quien alerta de que esta no tan nueva vía de las apuestas ‘on-line’ cada vez atrapa a más jóvenes. El perfil del ludópata, del adicto al juego, se ha rejuvenecido de forma significativa en los últimos años.
Lo explica con cifras Ángel Aranzana, presidente de Ajupareva, la asociación de jugadores rehabilitados de Valladolid. El colectivo, con 27 años de historia y que en la actualidad atiende a cerca de 200 familias, ofrece terapias, tratamiento y acompañamiento cada vez a más jóvenes. La media de edad ya se sitúa por debajo de los 45 años. Yhay 32 personas, de entre 18 y 25 años, que reciben ayuda especial, con un grupo específico en Valladolid.
La mayoría de ellas ha llegado hasta aquí después de caer en las redes del póker cibernético, de los envites deportivos por Internet, de esas casas de apuestas que aprovechan la imagen de grandes deportistas para invitar a dejarse unos euros a un golpe de clic. ¿Quién ganará el partido? ¿Quién meterá el primer gol? «El apostante quiere demostrar lo mucho que sabe de deporte y está incluso dispuesto a apostar dinero para demostrarlo». ¿El problema? «Que el 96% de los que apuestan pierden dinero... y si ganan, son cantidades ridículas».
Un informe de la Dirección General de Ordenación del Juego (dependiente del Ministerio de Hacienda) certifica que el apostante ‘on-line’ pierde (¡pierde!) una media de 293 euros anuales. Que el saldo de los jugadores jóvenes es de 99 euros negativos. Que solo uno de cada cinco apostantes consigue algo de dinero (la mayoría, cantidades por debajo de los 100 euros al año).
Eso, en las apuestas deportivas. Pero Internet también permite echar una partida al bingo ‘on-line’, hacer girar la ruleta, jugar un mano de póker. «Aquí detrás hay profesionales dispuestos a desplumar al primer pardillo que se cruza en su camino», explica Aranzana, quien constata el crecimiento del sector del juego por Internet (facturó el 34,32% más el año pasado) no solo por lo que ocurre en los móviles o las pantallas del ordenador, sino también por el paisaje que se divisa a pie de calle, con el creciente número de locales de apuestas deportivas en los barrios y también en pueblos vallisoletanos.
«Nos gustaría que en este sentido existiera una regulación común que no dependiera de cada comunidad autónoma», indica Gutiérrez, quien recuerda que mientras en algunos territorios, como Levante, es posible tramitar una apuesta deportiva en los bares, con una máquina situada junto a las tragaperras, en otras hay que acudir a locales específicos. «Para acceder a estos espacios habría que presentar el DNI o, al menos, debería existir una separación física del espacio en el que están las tragaperras y las máquinas de apuestas», explican desde Fejar.
En el caso concreto de Castilla y León, el 21 de noviembre del año pasado, las Cortes instaron a la Junta «a elaborar y desarrollar los mecanismos de atención, prevención y sensibilización social de las conductas adictivas en el juego y a desarrollar las modificaciones normativas necesarias para mejorar el sistema de control de los salones de juego en las zonas en que existan máquinas especiales». Un año después, lamentan las asociaciones de jugadores rehabilitados, todavía están a la espera.
Los organizadores del congreso –en el que participarán psiquiatras, psicólogos, sociólogos y técnicos de las administraciones– mantuvieron ayer un encuentro con responsables políticos de la Junta. «El problema es que no se ha avanzado mucho. Castilla yLeón carece de un plan de prevención de la ludopatía, cuando es un problema que afecta –al menos son las que reciben ayuda de las asociaciones– a más de mil familias de la comunidad. «Debería haber charlas en centros educativos. También con colectivos de riesgo. Hay que educar en el juego responsable y alertar de la adicción, como se hace con drogas, alcohol o tabaco», sugiere Aranzana.
Y sobre todo, en esos envites ‘online’ que se pueden hacer a través del móvil o en los locales específicos. «Hay que incidir mucho en este asunto de las apuestas deportivas, sobre el impacto que tiene la publicidad y cómo están reguladas», explica Juan Lamas, director terapéutico de Fejar y coordinador de las jornadas, quien desvela que el juego por Internet ha propiciado una velocidad enorme en la adicción. «Antes, la ludopatía tardaba más tiempo en desarrollarse. Ahora, hay chavales con 20 o 22 años que ya están atrapados».