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Jorge (nombre ficticio) empezó apostando "lo típico". "En los partidos del Madrid jugaba dos euros", cuenta desde una terapia de ayuda a jugadores patológicos. Poco a poco, el juego a través del móvil y el ordenador tomó las riendas de su rutina. "Te lo ponen muy fácil", dice.

El Gobierno aprobó en verano la legalización de las tragaperras y las apuestas cruzadas en Internet, muy adictivas según los expertos, y ha abierto el plazo para que los operadores soliciten las licencias. Las voces críticas advierten de que la regulación española no es suficiente: desde que los primeros operadores legales en la red ofrecen sus servicios, en 2012, los casos de adicción se han disparado en las consultas contra la ludopatía.

Hombre y con estudios. Jorge, de 35 años, cumple con el perfil de las personas que acuden a las terapias con un problema de ludopatía al juego online. Aunque se trata "sobre todo de gente muy joven, entre los 17 y los 24 años, formados y con un periodo de latencia que no llega a los dos años", explica Juan José Lamas, director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar). El periodo de latencia de los jugadores presenciales, desde que empiezan a apostar hasta que no pueden dejar de hacerlo, oscila entre los 6 y 8 años.


El perfil del jugador patológico ha cambiado y se ha recortado el plazo en el que los jugadores desarrollan una conducta adictiva. "La accesibilidad ha sido fundamental. Pueden jugar las 24 horas del día, desde cualquier dispositivo. Además, hay otros factores que explican el alto caudal adictivo: el anonimato que aporta estar jugando desde tu casa, la posibilidad de comenzar con apuestas pequeñas y la influencia de la publicidad, entre otros", explica Lamas.

En dos años, el juego online se ha convertido en la segunda causa de ludopatía con más pacientes en las asociaciones que forman parte de Fejar (el 14%), por detrás de las máquinas tragaperras, que suponen el 82% de los casos.

La doctora Ángela Ibáñez, de la unidad de Juego Patológico del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, ha visto incrementar de manera progresiva el número de chicos jóvenes que llegan a su consulta. En dos años, desde que los primeros operadores comenzaron a ofrecer sus servicios de manera legal en España en 2012 hasta la actualidad, han pasado de los casos aislados a suponer un 20% de sus pacientes. "Muchos empiezan con amigos, con las apuestas deportivas, como un acto social y se les va de las manos", cuenta.

Los testimonios de los jóvenes destilan cómo en Internet se ha minimizado el riesgo del juego. Cuando Jorge empezó a jugar, hace tres años, su mujer lo sabía. Era algo normal, "que puedes ver el cualquier página porque hay un montón de publicidad", dice desde la Asociación Fuenlabreña de Jugadores en Rehabilitación (Afujer). Tras las primeras experiencias, apostaba resultados más difíciles en los partidos, "porque te llevas más dinero". Y así, hasta que su mujer detectó que tenía un problema. Empezó a mentir y dejó de hacer algunas de sus tareas cotidianas para jugar.

Los pacientes de Ángela Ibáñez rara vez reconocen que han perdido el control. "Suelen ser familiares que se dan cuenta de los gastos de dinero en las tarjetas de crédito", explica. Muchas veces los jóvenes defienden que quieren ser jugadores profesionales de póquer y que por eso invierten tanto tiempo. Un chico le puso como excusa que tenía que entrenar, al igual que Nadal cuando se enfrenta a una cancha. "Las partidas que emiten en la televisión, la aprobación del póquer como deporte mental y la publicidad han minimizado el riesgo", señala Ibáñez.
Dos años de regulación

La Ley 13/2011, de Regulación del Juego abrió el '.es' a los operadores de juego online, que tuvieron que adaptarse a ciertas exigencias, como la prohibición de acceso a los menores de edad y a los jugadores con problemas de adicción y el pago de impuestos. Desde entonces, los casos que trata Fejar han pasado del 2% a un 14%. "La regulación del juego online busca única y exclusivamente reconducir un juego online que ya existe en un entorno no seguro, sin control de los operadores ni protección de los usuarios", responden en el Ministerio de Hacienda, del que depende la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ).

Sin embargo, en opinión de Mariano Chóliz, psicólogo que forma parte del Consejo Asesor de Juego Responsable de la DGOJ, habla de "legalización" en lugar de "regulación". "Simplemente es legal, lo cual no quiere decir que no haya que seguir regulando las condiciones en las cuales se lleva a cabo", apunta. En su opinión, es imprescindible que el Estado tome las medidas necesarias para permitir una actividad económica de forma que no perjudique a los usuarios. "Y el juego, especialmente tal y como está configurado, provoca la adicción en algunas personas", lamenta.

La publicidad, bastante restringida para algunas formas de juego presencial como casinos, bingos y máquinas tragaperras, es amplia para los operadores de juego en la red. La propia patronal del juego han denunciado esta situación para sus servicios físicos. "Llegamos a la paradoja de que ha habido publicidad del producto incluso cuando ni siquiera estaban legalizados, por ejemplo patrocinando equipos de fútbol", señala Mariano Chóliz, que ha participado en la campaña de prevención para jóvenes No caigas.

Su oposión a la legalización de las tragaperras y las apuestas cruzadas en Internet se sustenta en varios motivos entre los que destacan "su potencial adictivo". "Actualmente tenemos una de las ofertas de juego mayores y más diversas del mundo. Sinceramente, no creo que haya ninguna necesidad de que haya más oferta de juego de la que ya existe actualmente. Desde luego, a nivel social no compensan los beneficios que supuestamente tendrían, con las consecuencias negativas que previsiblemente van a producir", afirma el psicólogo. Juan José Lamas, que recuerda que desde Fejar apuestan por la regulación del juego, destaca que en 2011 estas formas de juego se mantuvieron fuera de la primera legalización.

Mientras el Gobierno apunta que la regulación minimizará "ese impacto negativo, haciendo accesibles a los ciudadanos los juegos que ya existen en internet pero adecuadamente limitados", los especialistas difieren: "La excusa de que si se regula el juego, los jugadores se van a ir a jugar a juegos ilegales, no es un argumento y, desde luego, ello no debe definir en una sociedad de derecho qué es lo que es legal o ilegal. Si algo se considera ilegal es porque es pernicioso para la sociedad, de manera que lo que hay que hacer es perseguir el delito, no legalizar las conductas delictivas", afirma Mariano Chóliz.

Jorge se ha apuntado al registro de general de interdicción de acceso al juego de modo que, si intenta entrar a una página de apuestas legal con su DNI, no podrá acceder. Está convencido de que no quiere volver a caer, el paso fundamental para tomar el control de su vida de nuevo, según la doctora Ibáñez. Sin embargo, cuando navegue por Internet le aparecerán ventanas publicitarias ofertando alguna partida de póquer o las apuestas deportivas con las que comenzó a jugar.