fuente: lamarea.com
Si tu vecino o vecina cerrase las persianas a cal y canto con la intención de que no pudieses ver lo que hay dentro de su vivienda es posible que sospecharas. Algo similar suele ocurrir cuando alguien intenta conocer qué se cuece dentro de una casa de apuestas. Un local por donde no entra un rayo de luz natural, donde los relojes aún no se han inventado y los sonidos de las máquinas vienen acompañados de golpes de rabia, más que de suerte. La labor fiscalizadora de las normativas por parte de la ciudadanía es imposible. A no ser que vayas a apostar, nunca sabrás qué se esconde detrás de las luces de neón que cubren estos negocios que se expanden como champiñones por los barrios. Por ello, el papel de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado debería cobrar aún más relevancia.