Un estudio del grupo de investigación TXP de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) en Castellón revela que el estilo parental con baja afectividad y comunicación se relaciona directamente con la adicción a videojuegos entre los adolescentes, así como indirectamente en chicos con inestabilidad emocional.
Los investigadores, pertenecientes a los departamentos de Educación y Salud de la CEU UCH y al área de Salud Mental del Hospital Provincial de Castellón, realizaron un estudio transversal entre 397 adolescentes de tercero y cuarto de la ESO de seis institutos, de los que el 6,8% presentaba adicción a videojuegos.
El soniquete de la máquina tragaperra empotrada en una esquina de cualquier bar de barrio es una estampa clásica en Málaga, al igual que en el resto del país, que no se ha descolorido con el paso de los años. A simple vista puede parecer inofensiva, incluso un punto colorido dentro de la decoración sobria y pragmática del negocio al que se acude por costumbre a tomar un café, pero lo cierto es que son la principal puerta de entrada a la adicción al juego, el debut más común, y el puente más sencillo de las recaídas.
La Asociación Malagueña de jugadores de Azar en Rehabilitación (Amalajer) advierte de que ni siquiera el juego online consigue desbancar a a las tragaperras, que por su fácil accesibilidad y la falta de control es la opción número uno de los ludópatas.
Solo basta echar un vistazo a las cifras de volumen de juego que publica la Consejería de Economía, Hacienda y Fondos Europeos.
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Con la nómina embargada hasta finales de 2025. Para entonces, tendrá liberado el 60% de su sueldo. Es la consecuencia de la adicción al juego de Mario, un joven de 26 años de Jerez que en realidad no se llama así, pero que prefiere no identificarse con su nombre verdadero. Por el “estigma”, dice, y porque no se le cierren puertas laborales en un futuro.
A diferentes familiares, amigos y entidades de microcréditos debe un total de 80.000 euros, que va devolviendo poco a poco, como puede. De su nómina solo ve 100 euros mensuales. El resto va a pagar deudas, generadas desde hace ocho años, cuando comenzó su adicción al juego, concretamente a la ruleta.
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