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El porcentaje es cuanto menos, inquietante. Un estudio financiado por la Unión Europea y que ha contado con la colaboración de la asociación española Protégeles alza la voz de alarma y advierte de que el 21,3 % de los adolescentes está en riesgo de desarrollar una conducta adictiva a Internet debido al uso "abusivo" de las redes sociales, resultado que sitúa a España a la cabeza de Europa. Según este informe el 1,5 % de los jóvenes de entre 14 y 17 años padece esta adicción. A pie de calle, la realidad que se vive en las asociaciones que tratan las distintas adicciones confirma un fenómeno en aumento que los psicólogos tildan de "preocupante".

En el caso de Málaga, Amalajer -la Asociación Malagueña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (encargada también de las terapias ligadas a estas llamadas adicciones comportamentales)- confirma que en los últimos meses el número de consultas asociadas a un mal uso de las redes sociales (como Tuenti, Facebook o Twitter) se ha disparado. "De un tiempo para acá nos están llegando muchos testimonios de padres, ya sea por teléfono, presenciales o por correo electrónico, que reconocen estar preocupados por la actitud de sus hijos ante estas redes. El goteo es continuo, hablamos de una decena de casos cada mes", explica Fernando Díez, psicólogo de este centro, donde actualmente tratan a cuatro personas ligadas a problemas de adicción con las nuevas tecnologías, "principalmente por chats, apuestas deportivas o contactos sexuales vía Internet", advierte.

Pérdida de habilidades sociales y menos rendimiento escolar

A tenor del estudio de Protégeles, los varones de entre 16 y 17 años cuyos progenitores tienen un nivel educativo medio-bajo son quienes tienen más posibilidades de desarrollar estos trastornos, que como detalla Díez, se caracterizan por una tendencia a la ruptura de las relaciones habituales (traducida en una merma de las habilidades sociales y en una total falta de comunicación en el entorno familiar). Además, es frecuente que estos jóvenes desarrollen actitudes agresivas cuando no pueden utilizar estas herramientas (por el síndrome de abstinencia) así como conductas compulsivas y problemas psicosomáticos como dificultad para conciliar el sueño, supresión de comidas y hasta pérdida de control sobre el tiempo que dedican a internet. La bajada del rendimiento escolar es otra consecuencia clara.

 

 

Tales síntomas extremos son los que suelen hacer que los padres reaccionen. "Consultas tenemos cada vez más, pero aún no hemos empezado a tratar a ninguno porque al no haber un problema económico de por medio primero intentan corregir dicha adicción con otros medios", señala el psicólogo de Amalajer. Entre sus recomendaciones: impedirles el acceso a Internet desde el movil que les posibilita estar conectados permanentemente "porque es como si a un alcohólico le ponemos una petaca en el bolsillo del pantalón", sacarles el ordenador del cuarto o limitarles el tiempo de navegación por la Red.

Mientras el 23% de los adolescentes europeos pasan más de dos horas al día conectados a las redes sociales, en el caso de España este porcentaje asciende al 40% según el informe de Protégeles.

Más adictivas que el alcohol o el tabaco

Gracias a las nuevas tecnologías hoy día es posible estar conectado a todas horas y consultar el correo electrónico o las redes sociales en cualquier momento. Dicha facilidad hace que muchas personas sean incapaces de resistirse a la tentación de entrar en su perfil de Facebook o consultar su cuenta de Twitter a cada instante. Un estudio que será publicado en la revista Psychological Science alerta en este sentido que las redes sociales provocan más adicción que el alcohol y el tabaco.

Los investigadores, de la Booth School of Business (Universidad de Chicago) realizaron una encuesta más de 200 personas entre 18 y 85 años con el fin de conocer cuales son las tentaciones diarias más comunes y aquellas a las que es más difícil resistirse. Aunque los resultados mostraron que los anhelos más frecuentes están ligados a las horas de sueño o al sexo, las personas ceden más fácilmente a la tentación de consultar las redes sociales, ya que este es un deseo más sencillo de satisfacer. Asimismo, mientras el alcohol, el café o el tabaco tienen un coste económico y efectos sobre la propia salud, el acceso a las redes se percibe como una acción en la que "cuesta poco" participar, según explican los investigadores.