El ministro de Economía pretende endurecer el acceso de los jóvenes a las tragaperras y limitar el número de máquinas en los establecimientos.
Esperamos que el gobierno español siga el ejemplo alemán.
Si Otto Dix viviera, seguramente pintaría la siguiente escena. Un hombre sentado en la barra mirando un televisor. Junto a él una pareja. Más allá, tres discutiendo en una mesa. Y junto a la puerta, un solitario jugador frente a una máquina tragaperras. Es el paisaje de los bares alemanes o por lo menos los del extraradio de las grandes ciudades. Las máquinas de la suerte que han alegrado los oscuros inviernos alemanes han traído también la ruina a muchas familias, haciendo saltar la alarma de la ludopatía. Y eso que ni la cultura posbélica del emprendimiento ni la de la maximización del tiempo disponible comulgan con aquello de pasarse horas frente a una máquina de la suerte.
Decenas de miles de máquinas tragaperras deberán desaparecer en los próximos años de restaurantes y bares alemanes. El ministerio de Economía que encabeza el liberal Philipp Rösler (FDP) pretende endurecer el acceso especialmente de jóvenes a estas máquinas, así como proteger a los jugadores de pérdidas exageradas y, por supuesto, disminuir —o, al menos, no aumentar— las cifras de ludópatas en este país.
Menos tragaperras
Se trata concretamente de un nuevo reglamento para la gestión de este tipo de actividad. Entre la serie de iniciativas propuestas por Rösler están por ejemplo que a más tardar a partir de 2018 los bares o restaurante no podrán tener más de una máquina tragaperras por establecimiento –actualmente la ley permite hasta tres–. En un proyecto anterior, el ministro liberal había propuesto limitar a dos los dispositivos por establecimiento.
Por su parte, la industria de estos dispositivos ha criticado duramente la propuesta de Economía advirtiendo que las nuevas restricciones ponen en peligro no sólo la existencia de su industria sino que la de muchos establecimientos, como bares, restaurantes o casinos. Han agregado con una normativa como esta, serán millones los jugadores que «serán lanzados a los brazos de miles de proveedores de ofertas de juegos no reguladas en Internet».
Según las encuestas, el juego en máquinas tragaperras ha aumentado especialmente en el segmento de jóvenes entre 18 y 20 años: entre los chicos se ha triplicado y entre las chicas se ha doblado. El ministro de Salud, Daniel Bahr (FDP), ya ha manifestado su respaldo al nuevo reglamento: «Ayuda de manera sensata a disminuir la ludopatía», ha dicho.