Logotipo AMALAJER

La norma también incluye un control parental que, según la profesional, es un mecanismo que se deja “un poco abierto”, ya que no se sabe cómo es, por ahora se pregunta si la persona es mayor de edad, pero cabe la posibilidad de que pese a ser menor, se indique lo contrario.

MENORES, VIDEOJUEGOS E INFLUYENTES

La terapeuta lamenta que la media de edad de los jugadores que llegan a su centro está bajando -ahora oscila entre los 20 y 25 años-, lo que concuerda con el estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (Fad) que confirma que el 50 por ciento de los jóvenes entre 18 y 34 años juegan en línea.

“El tipo de juego en línea es más impulsivo y rápido”, advierte Raquel Castro, quien ha señalado que los videojuegos introducen a los menores en el juego en línea con las conocidas como cajas de recompensa -que permiten recibir aleatoriamente un artículo sin necesidad de comprarlo- o con las apuestas con dinero.

Los juegos en línea también están presentes en plataformas como Twich o YouTube a través de personajes públicos capaces de influir, según la organización "Málaga contra las casas de apuestas", que asegura a EFE que aquellos han sucumbido y los anuncian “sin ningún tipo de conciencia de clase”.

Es por eso que el real decreto prohíbe que personas de notoriedad pública publiciten juegos de azar, aunque desde "Málaga contra las casas de apuestas" creen que surgen dudas sobre a quién se considera personaje público.

LUCHA POR LA PROHIBICIÓN

Este colectivo admite que la nueva norma es un avance, aunque ello "no significa que lo tenga que aplaudir", y se sitúa en contra de la regulación porque trabaja para la “prohibición absoluta" de la publicidad del juego y las casas de apuestas.

"Es el momento de que los colectivos aprieten", insta para lamentar a continuación que el decreto de comunicaciones comerciales de las actividades del juego sea "una promesa electoral de un partido" que en principio iba a ser una prohibición, pero que "se ha quedado en una regulación".

Esta organización define el camino por recorrer como una "lucha de desgaste" y considera que el decreto "solo va a impedir un poco el bombardeo" de publicidad que ha existido estos años, pero cree que "el daño ya está hecho" y se ha "generado cantera".