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Las nuevas tecnologías en sí mismas no son buenas ni malas. Lo preocupante es su mal uso. Muchos adolescentes se resisten por sistema a dejar el ordenador cada vez que sus padres les requieren para otra actividad. En esos casos existe riesgo de adicción a internet, como paso previo a una posible adicción al juego online remunerado. El humorista J. R. Mora enumeró las sucesivas respuestas del hijo para aplazar lo que le piden sus padres. Tabla de equivalencias: «Un segundo» (media hora); «Sólo miro el correo» (45 minutos); «Un momento!» (1 hora); «¡Ya voy» (3 horas); «A y media me voy» (amanece).

Para los adolescentes el atractivo de los juegos de azar está en el placer de experimentar la incertidumbre de ganar o perder, de retar a la suerte. Les atraen más los de premio inmediato. Son simplemente una diversión cuando existe autocontrol, mientras que son patológicos cuando se pierde el control.

–¿Cómo saber si mi hijo es ludópata? ¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas más significativos son los que enumero a continuación: Síndrome de abstinencia cuando no se puede conectar; descuido de la relación con la familia y amigos; ocultación a sus familiares de las cantidades jugadas; intento de recuperar las pérdidas del juego con más juego; intento reiterado de dejar de jugar sin conseguirlo; cambios en la forma de ser (nerviosismo, agresividad, ansiedad, depresión, pensamientos de inutilidad y de culpabilidad). El bajo estado de ánimo puede empujar al ludópata al alcoholismo o a la drogadicción.

–¿Se puede prevenir y curar la ludopatía?

En la prevención hay que cuidar los mensajes que llegan a los hijos. Es contraproducente comentar que ganar en la lotería o en el bingo resolvería los problemas familiares; en cambio es muy conveniente hablar de que el mejor premio es el trabajo y que con los juegos de azar siempre se pierde más de lo que se gana. También conviene fomentar buenos hábitos en el uso del tiempo libre (lectura, deporte, etc.) para que entrar en internet no sea el único recurso.

El juego patológico se puede curar, pero es difícil. Son muy eficaces los programas de recuperación de Jugadores Anónimos. También la terapia cognitivo-conductual, que pretende identificar los procesos mentales relacionados con el juego. El factor clave para la curación de una ludopatía es la voluntad del paciente para librarse de ella.

*Gerardo Castillo Ceballos es profesor emérito de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra.