En el Día Mundial Sin Juego de Azar, la asociación malagueña Amalajer alerta del aumento de la ludopatía y reclama más prevención entre los jóvenes
En el último año 290 personas han acudido a la asociación Amalajer de Málaga para tratarse de la adicción al juego e iniciar tratamiento. Según el presidente de esta asociación, Francisco Abad, un tres por ciento de los casos que llegan corresponden a menores de edad, pese a que el juego está prohibido antes de los 18 años. “La franja de edad que más pide ayuda está entre los 35 y 40 años, pero ya tenemos chicos de 16 y 17 años que comenzaron a apostar a escondidas”, explica su presidente. Ya puedes escuchar la entrevista en Hoy por Hoy Málaga.
Desde Amalajer confirman que las máquinas tragaperras continúan siendo la principal causa de adicción, seguidas de las apuestas deportivas y las ruletas en salones de juego. “La máquina tragaperras del bar sigue siendo la estrella. En plena era de la inteligencia artificial, esas máquinas deberían tener ya una protección para menores y autoexcluidos, pero no se hace”, denuncia Abad.
El presidente asegura que los empresarios del sector “se niegan a instalar sistemas de control porque dicen que son costosos”. “Yo no creo que eso sea tan caro y se protegería la salud de las personas que están afectadas y, además, garantizar una recaudación más transparente”. denunció.
Amalajer constata que, tras la pandemia, los casos se dispararon un 20% y que, aunque el ritmo de crecimiento se ha estabilizado, las cifras siguen al alza. “Cada año aumentamos entre un 5 y un 6% el número de acogidas”, apunta Abad.
Los jóvenes son un motivo de especial preocupación. “Hay chicos de 25 años que ya tienen 40.000 o 50.000 euros de deuda, incluso condenas de cárcel de hasta seis años por culpa del juego”, advierte. Muchos de ellos, explica, “empezaron a apostar con videojuegos, sin darse cuenta de que estaban entrando en una dinámica muy peligrosa”. Actualmente, Amalajer atiende a una docena de jóvenes en tratamiento, la mayoría enganchados al juego online y las apuestas digitales
A esta tendencia se suma un problema estructural: los recortes en prevención. “Nos preocupa el día a día: poder pagar a los profesionales y mantener los programas. Este año hemos tenido un recorte tremendo en proyectos de prevención, y eso es muy grave, porque los menores necesitan atención especializada, no solo voluntariado”, lamenta.
Un testimonio de superación: “El juego destruyó mi vida, pero se puede salir”
El malagueño Antonio Molina, de 50 años, sabe bien lo que es vivir atrapado por el juego. Durante más de dos décadas, fue adicto a las máquinas tragaperras, las quinielas y las apuestas. Hoy, completamente rehabilitado, comparte su historia para alertar a otros. “El juego patológico ha formado parte de mi vida desde muy joven y ha hecho desarrollar en mí una serie de actitudes, todas ellas negativas”, confiesa con serenidad. “Me convertí en una persona mentirosa, compulsiva, inmadura, incapaz de solucionar mis problemas de manera racional”.
Antonio recuerda que durante años vivió “con la ilusión, entre comillas, de que algún día me iba a tocar una millonada y con ello iba a resolver todos mis problemas de golpe”. “Quería solucionar mis problemas con el propio problema, y me convertí poco a poco en un adicto al juego, en una persona compulsiva en todos los aspectos” dice con ironía amarga.
Su adicción tuvo un alto precio: “Por el camino me dejé muchas cosas atrás, muchas noches sin dormir, mucho dinero gastado y, sobre todo, algo que es lo más valioso: el tiempo. También se fue al traste mi matrimonio, mi vivienda y, finalmente, mi trabajo”, lamenta.
Antonio reconoce que solo comenzó a recuperarse cuando pidió ayuda. “Esta enfermedad puede más que nuestra voluntad. Es una adicción que te hace ser esclavo de ella, y solo comienzas a ser libre cuando la reconoces, le pones coraje y te pones en manos, en este caso, de Amalajer”, asegura.Hoy está rehabilitado, pero no se confía: “Sigo en alerta cada día, sin jugar, sin mentir y sin repetir las actitudes que tanto daño me hicieron” añadió.






 
                                                                     
                                                                     
                                                                     
                         
                                                                 
                         
                                    
 
 
