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El uso excesivo de pantallas afecta el cerebro, alterando áreas clave para la atención, la memoria y el autocontrol, reduce la actividad física, perjudica el aprendizaje y afecta la salud mental.
La falta de atención plena y la dificultad para concentrarse son la semilla de trastornos cognitivos en edades avanzadas.

La adicción a pantallas, definida como el uso compulsivo y excesivo de dispositivos digitales, se ha convertido en una preocupación creciente, especialmente entre niños y adolescentes. Los estudios científicos recientes destacan cómo esta dependencia afecta al cerebro en desarrollo, modificando estructuras cerebrales clave y alterando funciones cognitivas esenciales.

Cambios cerebrales relacionados con el uso de pantallas

Un estudio publicado en Scientific Reports (2022) reveló que la exposición a pantallas en niños de 3 a 5 años está asociada con una reducción en el grosor cortical, especialmente en áreas visuales y de procesamiento superior. Los cambios en las regiones visuales podrían indicar maduración, pero las alteraciones en las áreas de procesamiento superior sugieren un desarrollo incompleto, lo que podría afectar habilidades como la atención y la memoria

Los hallazgos actuales se alinean con los del estudio "ABCD" (Adolescent Brain Cognitive Development), que investiga cómo factores ambientales, incluida la tecnología, impactan el desarrollo cerebral. Los resultados sugieren que el uso excesivo de pantallas puede alterar la estructura cerebral, especialmente en áreas clave para la toma de decisiones, el autocontrol y la regulación emocional.

Este tipo de cambios estructurales en el cerebro podría tener implicaciones a largo plazo en las capacidades cognitivas y emocionales de los adolescentes.

class="text-2xl"La adolescencia y el atractivo natural de las pantallas

Las aplicaciones de teléfonos, redes sociales y videojuegos están diseñados para "enganchar" a los usuarios a través de la liberación de dopamina, el neurotransmisor que regula el placer y la recompensa. Cada interacción, como una notificación, un "like" o logro, refuerza este ciclo, afectando incluso el aprendizaje.

En la adolescencia, cuando el cerebro es especialmente plástico y el sistema dopaminérgico está más activo, estos estímulos tienen un impacto aún mayor. Esto los hace más vulnerables a comportamientos compulsivos, dificultando el control del tiempo frente a las pantallas y afectando su salud mental, socialización y capacidad para establecer límites.

Investigaciones como las recogidas en la revisión publicada por el Dr. Giedd, de la Universidad de California, apuntan a que este tipo de exposición intensiva está relacionado con alteraciones en el control de impulsos y en la capacidad de concentración.

Por su parte, según un informe de UNICEF el uso excesivo de pantallas puede afectar el bienestar emocional de los adolescentes. Aunque las redes sociales y los videojuegos ofrecen entretenimiento, también los exponen a riesgos como el sexting, el acoso y el contacto con desconocidos. Además, la adicción a estas plataformas y la falta de supervisión parental agravan la situación. Es crucial establecer límites digitales y fomentar políticas de prevención para un uso seguro y equilibrado de la tecnología.