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El hombre, de 35 años y de nacionalidad española, fue detenido por simulación de delito

El aviso era claro: un hombre había sido apuñalado en un atraco. La comisaría envió varias patrullas al lugar y puso en marcha la maquinaria que requiere una investigación de un delito grave. Pero al final nada era lo que parecía. La supuesta víctima acabó detenida. Se le acusa de fingir el robo para ocultar que se había gastado el dinero en máquinas tragaperras y copas, según confirmaron a este periódico fuentes cercanas al caso.

El suceso ocurrió hace unos días en Vélez-Málaga. Un hombre de unos 35 años y de nacionalidad española se presentó en un bar en el polígono industrial de La Pañoleta y contó que acababa de sufrir un atraco violento, por lo que llamaron inmediatamente tanto a la comisaría como al servicio de emergencias sanitarias 061.

Los agentes se desplazaron al establecimiento y se entrevistaron con el afectado, que presentaba varias heridas de arma blanca. En su primera conversación con los policías, explicó que caminaba tranquilamente por la calle cuando se le acercó un coche de color oscuro en el que viajaban dos hombres a los que no conocía de nada.

Según su relato, uno de los desconocidos se dirigió a él y le preguntó la hora. Acto seguido, prosiguió el denunciante, el conductor se bajó del vehículo y le pidió un cigarro. Por último, el individuo sacó una navaja y, según su testimonio, le dijo: «Dame todo lo que tienes».

La historia aún tenía un giro final. La víctima contó a los agentes que, cuando se puso a gritar y a pedir socorro, el atracador le causó varios cortes en el muslo de la pierna derecha y en la mano izquierda. Los sanitarios del 061 le curaron las heridas que presentaba, que no revestían gravedad.

El hombre afirmó que consiguieron quitarle un anillo de oro, el reloj y una cartera que contenía 70 euros. Los agentes empezaron a sospechar tanto por la superficialidad de las lesiones como por la escasa cuantía del botín, aunque abrieron una investigación como si realmente se tratara de un atraco.

Al final, el hombre reconoció en comisaría que le había sucedido algo muy distinto. Al parecer, y siempre según las fuentes consultadas, confesó que había vendido el anillo y el reloj, y que se había gastado todo el dinero en copas y en máquinas tragaperras, por lo que, supuestamente, se inventó toda la historia para ocultar dicho desembolso. Los policías le leyeron los derechos por presunta simulación de delito.