La sociedad depende cada día más de sus teléfonos móviles. Dentro de ellos está casi todo. Tarjetas sanitarias, pasaportes covid, carné de conducir, contactos, libros, redes sociales… es normal que las horas de uso aumenten, pero en algunos casos se llega a la dependencia.

Hay trucos para cambiar ciertos hábitos, restar horas al móvil y sumarlas a otras actividades.

Control del tiempo

Todos los teléfonos pueden entregar informes de uso a los usuarios. Una buena opción es fijarse una reducción semanal del tiempo que utilizamos el smartphone para que, al cabo de un mes, el balance sea de diez minutos menos al día.

WhatsApp

Responder los WhatsApp al instante es un comportamiento que delata al dependiente del móvil. Tratar de establecer una conversación por esta red social como si se tratase de una llamada telefónica es un error.

Trabajar en no atender el WhatsApp al instante y que su uso quede reservado a esas ventanas de tiempo es un medio para evitar el estrés de no llegar a todo.

Ventanas de tiempo

Es importante no caer en el impulso de mirar constantemente el móvil. Una solución para este tipo de comportamientos es establecer ventanas de tiempo para consultar todo lo que se necesite como mail, o redes sociales. Por ejemplo, vistazos de 15 minutos tres o cuatro veces al día.

Fuera de la cama

Apagar el móvil por las noches no suele ser una práctica habitual. Hay quienes lo dejan encendido por seguridad ya que no tienen línea fija y necesitan ser localizados. Pero el problema llega por aquellos usuarios que meten el móvil en la cama para seguir viendo contenido justo antes de dormir. Esta práctica ya se ha demostrado científicamente que es nociva y produce trastornos de sueño.
Es bueno dejar el móvil en otra habitación y, a ser posible, apagado para que el usuario desconecte completamente y no tenga impulsos de ir a ver notificaciones.

Estudio

Los móviles encendidos por la noche empeoran el sueño

Lápiz y papel

El móvil se ha convertido en un bloc de notas personal. El medio ambiente lo agradece, pero el tiempo de uso aumenta considerablemente. Los usuarios que estén enganchados a esta práctica pueden probar volver a los cuadernos y agendas para tomar notas a mano.

Llamadas (telefónicas)

Hay personas que empiezan a sentirse ridículas por mantener conversaciones largas por WhatsApp u otros sistemas de mensajería. En estos casos, es mejor hacer una llamada telefónica. Incluso los auriculares sirven para liberar las manos y poder seguir haciendo otras tareas mientras se habla.

Un buen libro

También se puede leer un libro en un móvil o, mejor, en una tablet. Pero la idea es adentrarse en la lectura de un buen libro que obligue al usuario a dejar el smartphone a un lado para devorar las páginas de esa historia que le tiene atrapado. Incluso sumar minutos de uso de la tecnología si es con un buen libro hará que ese tiempo sea aprovechado y de calidad.

Terapia de choque

Terapia de choque para los que hayan desarrollado algo parecido a un trastorno. Un ejercicio que consiste en no utilizar el móvil durante 24 horas. Desprenderse de todo lo bueno que aporta para entender y separar aquello perjudicial. Al día siguiente el usuario empezará una relación nueva con su móvil.

Concentración

iOS y Android ya han advertido este problema de uso del smartphone y han sacado opciones para asegurar la concentración del usuario. El móvil dejará de enviar notificaciones de redes sociales y otras aplicaciones en los tramos que proponga el dueño del teléfono para rebajar su necesidad de ir a mirar la pantalla.

Aplicaciones

Una manera eficaz de ordenar el móvil es utilizar las diferentes pantallas. En la primera debe ir todo aquello que aporta información de un vistazo, pero no requiere interactuar. El tiempo, notas, recordatorios… en otra que no esté a la vista, es donde hay que poner las redes sociales que utiliza el propietario. Ojos que no ven Twitter o Instagram, mejor salud tecnológica.