FAJER, ENLACE, REDES y FAAR

Las asociaciones andaluzas de drogodependencias y adicciones denuncian graves bajadas presupuestarias ante el aumento de las demandas sociales

Se celebrará el próximo 26 de Junio.

Las Federaciones andaluzas de drogodependencias y adicciones ENLACE, REDES, FAAR y FAJER y la Fundación Fulgencio Benítez, han presentado hoy en Sevilla un Informe que recoge el aumento de la demanda de atención en sus entidades y las dificultades que están atravesando para seguir llevando a cabo su labor. Así, entre 2005 y 2010, las asociaciones que trabajan en este ámbito han observado un incremento de hasta el 47% en el número de personas atendidas, mientras las ayudas recibidas de la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social han disminuido un 53% en 10 años (entre 2002 y 2011). Estas entidades han denunciado también los continuos atrasos en el cobro de las subvenciones, resaltando que la convocatoria de 2011 no ha salido publicada en BOJA hasta el día de ayer.

Según Antonio Escobar, presidente de ENLACE, entidad que engloba a más de 100 asociaciones de drogodependencias de toda Andalucía, “la crisis actual obliga a priorizar y reducir gastos, pero no podemos consentir que los recortes afecten a la red pública y privada que atiende precisamente a las personas con más necesidades, y que ha costado más de 25 años construir”. En este sentido, añadió que “hay muchas personas que son atendidas en nuestras asociaciones pero no constan en las estadísticas de la Administración, o bien porque desconfían de los recursos públicos, o porque su problemática exige la flexibilidad de horarios, el trabajo de calle y la cercanía que nos caracteriza, o porque se trata de nuevos consumos no atendidos eficazmente por la red pública”. También se visibilizó en la rueda de prensa que los datos públicos no recogen el importante e intenso trabajo realizado con los/as familiares de las personas usuarias.

Todas las entidades destacaron un importante aumento de la población joven. Así, Francisco Mena, portavoz de REDES, informó de que “está bajando la edad de inicio y, a pesar de las campañas preventivas, el consumo de cocaína se mantiene, se está observando un rebrote en el consumo de heroína (no inyectada, pero sí fumada e inhalada) y aparecen nuevos consumos en la población juvenil, como el de disolventes y pegamentos, muy difíciles de controlar por la facilidad con la que su pueden adquirir en cualquier comercio”.

José Mª Pastrana, como presidente de FAAR, reseñó que “han disminuido las demandas motivadas sólo por alcohol, ahora los jóvenes consumen más sustancias además de beber, aumentando el porcentaje de chavalas atendidas respecto a otras edades más adultas, donde el problema del consumo femenino de alcohol se vive más en la intimidad”.

Las entidades que trabajan la adicción al juego también observan graves problemas en la población juvenil. En palabras de Juan Luis Suárez, presidente de FAJER, “las realidades que nos encontramos son dramáticas, pues estos chicos se quedan sin nada; en algunos casos les tenemos que ayudar hasta para poder comer”.

Según Lorenzo Marqués, gerente de la Fundación Fulgencio Benítez, “no sólo están disminuyendo de una forma alarmante las ayudas en un momento de aumento de la demanda, es que además aparecen nuevas adicciones, como a Internet o al móvil, y nuestras asociaciones tienen que formarse, adaptarse a las nuevas realidades, y todo ello sin tener apenas lo justo para mantener sus puertas abiertas”.

Todas las entidades andaluzas de adicciones denuncian que, ante esta realidad, la Administración Pública, lejos de mantener las ayudas económicas, viene disminuyéndolas de una forma alarmante y sostenida en el tiempo desde 2003, haciendo que muchos programas y recursos gestionados por las asociaciones estén en peligro. Así en los últimos 3 años han desaparecido asociaciones en pueblos y barrios con graves carencias, de forma que no sólo dejan de atenderse los problemas de adicciones en esas localidades, sino que también desaparece un importante colchón contra la exclusión, dada la labor de prevención de conflictos sociales que desempeña el movimiento asociativo.