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Esta plantemiento se basa en detectar al enfermo antes que la familia lo haga o el mismo sea consciente de su enfermedad.

Una buena idea que compartimos en la lucha contra la ludopatía; promoveremos su adopción en nuestro país.

Desde niño apostaba por estampas, luego empezó a comprar cachitos de Lotería y cuando cumplió la mayoría de edad se hizo aficionado a las carreras de caballos y a las máquinas electrónicas.

"Jugaba, nunca pensando que yo podía tener un problema con el juego, era una mera diversión con la gracia de poder ganar dinero", relata un ludópata que prefirió el anonimato.

Su adicción le llevó a "ganar" el rechazo de su familia y una montaña de deudas y prestamos impagables.

"El jugador compulsivo piensa que tiene un problema de dinero, siendo que es un problema emocional", indicó este hombre que lleva más de 14 años sin tener una sola apuesta.

Como él, más de 30 mil personas tienen problemas de adicción a las apuestas, según cálculos de la Asociación de Permisionarios, Operadores y Proveedores de la Industria del Entretenimiento y Juegos de Apuesta (Aieja).
Aunque representan menos del uno por ciento de los clientes anuales del gremio, las empresas del ramo signaron desde noviembre de 2012 un acuerdo de prevención con la Comisión Nacional contra la Adicciones (Conadic).
Desde ese entonces a la fecha, las 120 salas agremiadas a la Aieja han invertido cerca de 2 millones 400 mil dólares principalmente en capacitación de los trabajadores y gerentes de los casinos para detectar y combatir esta enfermedad, así como un padrón de jugadores patológicos.

Miguel Ángel Ochoa, titular de la Asociación, advirtió que la presencia de adictos a juegos es perjudicial para el establecimiento porque aumenta el riesgo de conductas inadecuadas que van desde expresiones de ira y ansiedad hasta el robo de dinero a otros clientes.